»El Zumbido del Moscardón», por Alejandro Leyva Aguilar

Yo no creo que haya un mexicano que no se haya dado cuenta que López nos está llevando a una dictadura y por tanto no puedo aceptar que desde la sociedad civil estemos sentados sin alzar la voz respecto de los dictados del aprendiz de tirano.

El decretazo, es solo uno de los alcances de la autocracia ejercida por el peje y ahí es donde debemos actuar de manera sólida y concreta porque no podemos permitir que la Constitución sea mancillada como lo hace López.

Se que hasta el día de hoy, no se han presentado las controversias constitucionales, ni tampoco los recursos de inconstitucionalidad por parte de Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública (IAIP), ni tampoco del bloque opositor en la Cámara de Diputados ni la de senadores; la Confederación de Cámaras Industriales de México (CONCAMIN), el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Barra Mexicana de Abogados, dijeron que harían lo propio y entiendo que esta semana quedarán listas esas denuncias ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Ese decreto del presidente ha prendido todos los focos rojos y, esperemos que la Corte declare inconstitucional ese acuerdo unilateral y violatorio que atenta contra el medio ambiente, contra la transparencia y la rendición de cuentas, además invade esferas de acción del Congreso de la Unión y viola tratados internacionales.

El clímax del autoritarismo lo pudimos ver este sábado cuando la Consejería Jurídica del peje, envió a los integrantes del gabinete UN CÓDIGO QUE LES IMPIDE MOSTRAR TATUAJES Y PIERCINGS, ADEMÁS DE LA PROHIBICIÓN DE HABLAR U OPINAR EN LAS REDES SOCIALES SOBRE  AMLO.

EN CUANTO A SU VESTIMENTA, LOS TRABAJADORES DEL GOBIERNO FEDERAL DEBERÁN USAR TRAJE Y CORBATA LOS VARONES Y TRAJE SASTRE LAS MUJERES. Se trata del “Código de vestimenta y convivencia en la oficina”, un documento de 6 páginas con el Escudo Nacional y las siglas de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal que dirige Estela Ríos González. El código-manual incluye fotos con modelos portando trajes, pañuelos y bolsos de diseñador como ejemplo del “Business Casual” o ejecutivo informal.

El manualito ese también prohíbe usar zapatos sin calcetines, playeras y aretes para los hombres; tops, ombligueras, minifaldas y leggins para las mujeres; a ambos se les prohíbe también pantalones de mezclilla desteñidos o rotos piercings y tatuajes visibles.

Claro que el manual infringe la vida privada de los trabajadores del gobierno federal, es un atentado contra las libertades y las garantías individuales, pero está en la esfera de actuación del peje decirle a sus empleados cómo vestirse y cómo actuar. Seguro es que si a algún trabajador federal se le ocurre opinar mal del peje en sus redes sociales, en ese momento será cesado de su empleo.

Llegar a esos extremos, es colmo de la autocracia y sería bueno que los propios trabajadores alzaran la voz al respecto y le prohibieran al peje meterse en sus vidas privadas. Cualquier empleado tiene derecho a manifestarse y a expresar lo que sienta respecto de sus patrones y en especial de una persona que está llevando al país a la ruina.

La inflación a más del 7 por ciento y con la posibilidad que cierre el año en 7.3 por ciento y el dólar por las nubes que este fin de semana alcanzó los 22 pesos, además de la carestía de los energéticos, han hecho que los mexicanos estemos padeciendo una crisis tremenda donde a pesar del alza en el salario mínimo, el dinero no alcanza para comprar siquiera al mes, una sola canasta básica.

Así ¿quién puede hablar bien del presidente?, solo los que les regala dinero producto no del bolso o la cartera de López, puesto que no es suyo, sino de todos los mexicanos que pagamos impuestos y a los que nos debe preguntar en qué se quiere gastárselo.

Los visos del autoritarismo están a la vista de todos los ciudadanos, por eso no podemos equivocarnos de nuevo. Estamos pagando con creces el error de haber votado por un populista inepto y puede ser peor si no lo frenamos de una vez.

@leyvaguilar
Instagram: leyvaguilar

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