«El Zumbido del Moscardón» por Alejandro Leyva Aguilar 

Greta Thumberg, una niña que nació en 2003 en Estocolmo Suecia, inició un movimiento global luego de que un profesor de su escuela, le habló sobre el Cambio Climático y aceleró con su protesta, que cada vez sumó a más y más adeptos, que los políticos en el mundo, se tomaran en serio este tema al que, como dice Greta, ya no le queda mucho tiempo.

Ella inició la huelga “viernes por el futuro” que se replicó en todo el orbe, no solo por alumnos de las escuelas, sino también por los padres de familia que de alguna manera también somos responsables en este asunto del calentamiento global.

El argumento de Greta es infalible ¿para qué voy a estudiar si el día de mañana quizá ya estemos muertos por el cambio climático?, así que su aportación es fundamental en el despertar de las conciencias ecológicas de quienes dominan el mundo de la economía de mercado. Tenía que ser una niña la que iniciara este movimiento porque el futuro, como lo dijo Luis Donaldo Colosio, nos fue prestado por nuestros hijos.

Hoy, marcas de renombre mundial como Tesla, Mercedes Benz, BMW, Honda, Toyota, Ingraham, éstas del sector automotriz, pero también muchas otras como Repsol, Exxon, BP, G-500, Shell y muchas más, están volteando los ojos de manera rápida a los combustibles no contaminantes.

Las automotrices incluso han financiado dos premios, uno de la Fórmula E y el otro E-racing con autos muy potentes, eléctricos y con cero emisiones. La segunda competencia se desarrolla en lugares iconográficos extremos, como desiertos, tundras, ciudades contaminadas, playas contaminadas y todo lugar donde la mano del hombre tuvo que ver con el cambio climático.

Los resultados de las pruebas, han sido halagüeñas y por eso pronto vamos a ver inundadas las calles de vehículos eléctricos no contaminantes porque es una industria que está en expansión, pero además porque el futuro de las nuevas generaciones, debe ser asegurado con estas acciones. 

En París Francia, se llegó a un acuerdo por parte de los países industriales para que se comprometan a que harán ajustes a sus producciones de gas con efecto invernadero para no aumentar la temperatura en 1.5 grados (dos serían catastróficos para el planeta) y para Greta, eso no es suficiente, ella lo que pide es que ya no haya emisiones de gases contaminantes.

La pregunta es ¿lo podemos lograr?; la iniciativa de las automotrices parece una buena señal y si las compañías de combustibles fósiles que trabajan con petróleo voltean también a buscar fuentes de energías limpias, me parece que puede detenerse el deterioro atmosférico que hemos causado para perjuicio de nosotros mismos.

Y mientras eso pasa en el mundo, mientras las naciones y los corporativos se ponen las pilas y buscan que las energías limpias sean el futuro, el mañana de nuestras nuevas generaciones, aquí en México hoy se discute una reforma retrógrada que niega la generación de energías limpias.

Tenemos a un presidente fósil, que sigue creyendo que refinar petróleo o generar electricidad quemando carbón son soluciones al problema de la generación de energía en nuestro país, por eso construye una refinería en dos bocas tabasco y por eso compró otra más en Estados Unidos (¿se habrá dado cuenta que le vendieron un desecho porque los gringos ya están pensando en las energías limpias?) y por eso impulsa con todo su hígado, una reforma eléctrica que nos podría traer indemnizaciones por el orden de los 30 mil millones de dólares, una cantidad impagable para los mexicanos.

Hoy en San Lázaro, los diputados de la Alianza Va por México y con la ayuda de los del Movimiento Ciudadano, están dando una batalla desigual, pero con mucho patriotismo para evitar el monopolio de la CFE en la generación de energía. 

A los morenos les faltan 54 votos que, si entiendo bien, no los van a conseguir de este sólido bloque opositor que se ha conformado en la Cámara Federal de Diputados porque lo que está en juego, no es el capricho del presidente, sino el futuro de los mexicanos, sobre todo, de las nuevas generaciones de mexicanos.

El peje ya está viejo y decrépito, lo que menos le importa es el futuro de los niños mexicanos a los que deja incluso, morir por cáncer.

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