Ayer domingo se conmemoró el día internacional del trabajo ¿saben ustedes por qué se conmemora ese día?. Pues bien en Estados Unidos de Norte América -los gringos pues- rememoran y recuerdan a los mártires de Chicago.
En 1886 la jornada laboral era de entre 14 y 16 horas diarias y ahí en Chicago, un grupo de trabajadores lucharon para que la jornada fuera de 8 horas, su argumentación fue que los trabajadores tenían derecho a disfrutar de sus familias, de sus hogares y a descansar, así que dividieron el día en tres turnos de 8 horas.
Ocho horas para dormir, ocho para trabajar y otras ocho para disfrutar de sus hogares, pero obvio eso no les pareció a sus patrones por lo que inició la revuelta de Haymarket que dejó 38 muertos; los trabajadores que propusieron las jornadas de 8 horas, terminaron en la cárcel porque entonces las huelgas estaban prohibidas.
Treinta y uno de los manifestantes fueron acusados, 5 de ellos condenados a la horca y tres a prisión esos 8 se convirtieron después en los Mártires de Chicago y, a pesar de que es una conmemoración internacional, en Estados Unidos y en Canadá no es oficial.
Aquí en México en el día internacional del trabajo, tenemos una conmemoración sui generis, porque los connacionales tenemos que trabajar mucho más en este día y en todos los demás del año, si queremos tener acceso cuando menos a la canasta básica.
Los datos del INEGI son contundentes. En México hay pobreza laboral porque el gobierno ha sido incapaz de generar más empleos y mejor remunerados debido al estrangulamiento que hizo de pequeñas y medianas empresas antes y durante la pandemia.
Además el proceso inflacionaria mundial, impactó mucho más en economías como la mexicana que, desde 2019 ha dejado de producir y ha gastado más en programas asistenciales y electoreros en vez de fomentar la producción de bienes y servicio, lo que tiene a nuestro país con una inflación cercana al 8%.
El salario mínimo ha aumentado, pero no en la proporción que lo hace la carestía de los productos básicos, así que de nada sirve porque a la par que incrementa el salario mínimo, por efecto colateral, también lo hacen los precios de los servicios y productos que ofrecen las micro, pequeña y medianas empresas que son a las que el gobierno obliga a aumentar el salario mínimo.
Pedro N, un trabajador de una empresa Mezcalera con quien tuve la oportunidad de platicar, me dijo que gana un poco más del salario mínimo cotizado en 172.87 pesos diarios, unos 5 mil 186 pesos mensuales y, antes de este gobierno, su sueldo le alcanzaba no solo para darle de comer a su familia y sus hijos, sino también le proporcionaba algo de placer cuando podían salir a comer una pizza o al cine.
Hoy -dice Pedro- “la vida está mucho más cara; si quieres ir al cine -él tiene tres hijos- y comer fuera, es prácticamente imposible porque entre mi esposa, mis hijos y yo en una salida nos gastamos hasta mil pesos”. Eso en términos reales representa hasta una quinta parte de su sueldo.
Por eso, me explica, “tuve que buscar otro trabajo cerca de mi casa para no pagar transporte. Ahora veo menos a mi familia pero con los dos sueldos puedo invitarlos a comer y a satisfacer sus necesidades más básicas”.
Pedro tiene razón. La canasta básica más barata según la PROFECO, se colocó en 948 pesos que alcanza aproximadamente para una semana, o sea que al mes solo en los básicos, cualquier familia mexicana se gasta un aproximado de 3 mil 792 pesos para cubrir solamente UNA CANASTA BÁSICA A LA SEMANA.
Los mexicanos entonces, tenemos que trabajar el doble para poder tener una vida digna, bueno, no todos… el peje López y sus vástagos, se han pasado la vida sin trabajar. El peje vive en un Palacio y sus hijos tienen una vida muy holgada gracias a sus conectes con el mundo político empresarial, por ser hijos de papi pues.
López y lo sabemos todos los mexicanos porque él nos lo dijo, se pasó 18 años de su vida, viviendo de erarios, de “aportaciones”, de dádivas, de limosnas, de diezmos. Nunca pagó impuestos ni rindió declaraciones, jamás se manchó las manos trabajando y, por desgracia, es nuestro presidente.
Nos gobierna alguien que es LA ANTÍTESIS DEL TRABAJADOR, por eso estamos como estamos.
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