Ante los asistentes a la marcha de este domingo, Woldenberg Karakowsky expresó en el en el Monumento a la Revolución un “No” a la destrucción del INE, de los organismos públicos locales, de los tribunales, a la intención de alinear a los órganos electorales a la voluntad del gobierno, al autoritarismo, y un “Sí” a la democracia y a un México democrático.
EL ECONOMISTA
Al asegurar que en México son insustituibles las elecciones libres y equilibradas, la marcha de este domingo en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) concluyó con un llamado del expresidente del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, a legisladores en el Congreso federal y en los Congreso estatales, para que “defiendan lo edificado en materia democrática y no conduzcan a nuestro país a una etapa venturosamente superada: la del autoritarismo que se auxiliaba de autoridades electorales a modo”.
Ante miles de ciudadanos sin filiación, integrantes de organizaciones sociales, como Frente Cívico Nacional; Poder Ciudadano; Sí por México y Sociedad Civil MX, así como militantes de partidos, todos congregados este domingo en el Monumento a la Revolución de la Ciudad de México, José Woldenberg -como único orador de la marcha- hizo un repaso por las reformas electorales de 1988 a 2014, defendió las reglas electorales construidas y dijo que las elecciones libres y equilibradas resultan insustituibles en el país.
“Nuestro futuro no puede ser resultado de la seducción por un pasado que en buena hora fue desterrado. Las próximas citas electorales deben contar con las mismas garantías que las del pasado inmediato: padrón confiable, equidad en las condiciones de la competencia, imparcialidad en los funcionarios profesionales, conteo pulcro de los votos, resultados preliminares la misma noche de la elección.
“Hacemos un llamado a todos los grupos parlamentarios sin exclusiones ni excepciones, los que conforman las cámaras del Congreso federal y de los 32 Congresos de las entidades, a que defiendan lo edificado en materia democrática y no conduzcan a nuestro país a una etapa venturosamente superada: la del autoritarismo que se auxiliaba de autoridades electorales a modo. Refrendamos nuestro compromiso con la democracia, defendemos un sistema electoral que protege a todos y la sustitución de los gobiernos por vías democráticas y pacíficas”, dijo.
Ante los asistentes que portaban pancartas con la leyenda “Yo defiendo al INE”, Woldenberg Karakowsky expresó un “No” a la destrucción del Instituto Nacional Electoral, de los organismos públicos locales, de los tribunales, así como a la intención de alinearlos a la voluntad del gobierno, y un “Sí” a la democracia y a un México democrático.
Expresó que los asistentes este domingo a la marcha son personas “ejerciendo nuestro derecho a manifestarnos, a opinar, a reunirnos de manera pacífica para expresar nuestras preocupaciones y aspiraciones, somos parte de una marea de opinión que aprecia y defiende la democracia”.
Como país, fuimos capaces de edificar una germinal democracia. Dejamos atrás al país de un solo partido, de un presidencialismo opresivo, de elecciones sin competencia ni opciones auténticas, de poderes constitucionales que funcionaban como apéndices del ejecutivo, de medios de comunicación mayoritariamente oficialistas, para abrirle paso a la expresión y recreación de la diversidad política, a elecciones libres, disputadas y creíbles, a Congresos plurales, gobiernos de diferente orientación, pesos y contrapesos en el entramado estatal y una espiral virtuosa que amplió el ejercicio de las libertades”, dijo.
El expresidente del IFE dijo que para llegar a este momento de México se requirieron movilizaciones, luchas, denuncias, muchos acuerdos y conformar normas e instituciones electorales capaces de garantizar equidad. Mencionó que entre 1988 y 2014 se llevaron a cabo ocho reformas electorales, cuyos resultados están a la vista.
“Fue necesario edificar autoridades autónomas, tribunales capaces de resolver conflictividad, construir condiciones equitativas para distintas fuerzas políticas y nos acostumbramos a la diversidad, a las competencias competidas, a la alternancia en los ejecutivos, a los Congresos plurales y a los mecanismos de diálogo, negociación y acuerdos”, refirió.
Añadió que la alternancia constitucional y pacífica del poder presidencial ocurrió por primera vez en México gracias a ese poder democratizador de millones de personas, y cuya culminación fue el INE.
“El poder ha cambiado, el poder legislativo ha recogido los cambios en las preferencias políticas de millones. Las minorías de ayer son las mayorías de hoy y en todo el país eso se repite en casi tres décadas. Aún no llegamos a una estación final ni a un paraíso, apenas a una germinal democracia, pero que nos ha permitido aceptar la pluralidad política y que la misma pueda coexistir y competir de manera pacífica”, abundó.
Ante cientos de personas que expresan “la reforma no pasará, no pasará” y “el INE no se toca”, José Woldenberg afirmó que el problema mayúsculo ahora es que buena parte de lo edificado se quiere destruir desde el gobierno.
“Es necesario insistir en eso, porque significa no solo una agresión a las instituciones existentes, sino a la posibilidad de procesar nuestra vida política en un formato democrático. México no puede volver a una institución electoral alineada con el gobierno, incapaz de garantizar la imparcialidad de todo el proceso electoral, nuestro país no merece regresar al pasado, porque lo construido permite elecciones auténticas, piedra angular de todo sistema democrático.
“México no puede destruir las destrezas electorales, los compromisos adquiridos y el compromiso de los funcionarios que integran los servicios civiles de carrera. México no puede centralizar todos los procesos electorales en dos instituciones descomunales, no sólo porque somos -según la Constitución- una República federal, sino porque ni el INE ni un solo tribunal podrán con eficiencia lo que hoy encuentra cauce y solución en 32 entidades soberanas”, sostuvo.
Planteó que desde la última reforma electoral en 2014 se han disputado en todo el país 55,356 cargos en elecciones, entre ellos 55 gubernaturas, 93 Legislaturas y 5,932 ayuntamientos.
“Con tales números les pregunto: ¿es deseable y posible concentrar, centralizar y administrar ese universo político en una sola institución?”, preguntó Woldenberg, mientras los asistentes respondieron con un “No” al unísono.
“Por eso México no puede deshacerse sin contemplaciones del entramado federalista en materia electoral sin perder la eficacia y confianza, tampoco de los tribunales en materia electoral porque siguen siendo necesarios para desahogar el permanente litigio que acompaña nuestras elecciones.
“México no necesita una reforma constitucional en materia electoral impulsada por una sola voluntad, por más relevante que sea. Hay importantes lecciones en el pasado, las reformas que fueron fruto de libertades colectivas forjadas con los métodos probados del diálogo y del acuerdo.
“México no puede ni debe trasladar el padrón electoral a otra institución porque el INE ha cumplido con creces la elaboración de un listado confiable, cuyas credenciales se han convertido de facto en la carta de identidad ciudadana. México viviría conflictos evitables, innecesarios, interminables y costosos si las normas electorales no son producto del consenso de las principales fuerzas políticas del país”, alertó.
“Quienes estamos hoy aquí, ciudadanos, todos en el ejercicio de nuestro derecho, sabemos que en el país laten distintas formas de pensar, distintos intereses y cuerpos valorativos, diversas plataformas políticas e ideológicas, y que solo desde el autoritarismo más ciego se puede aspirar a homogeneizar esa riqueza de expresiones”, planteó.
Al final del mensaje de José Woldenberg, Fernando Belaunzarán dejó a los asistentes a la marcha tres tareas: hacer difusión y colocar en sus casas y automóviles la leyenda: “El INE no se toca”; además de crear en sus comunidades comités en defensa que sean abiertos y plurales, además de estar pendientes cuando en la Cámara de Diputados se cite a dictaminación de las iniciativas de reforma electoral.