Las peculiares características de ómicron (enfermedad leve y transmisión alta) fueron las que impulsaron a los científicos a investigar nuevas formas de combatir al COVID.
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El COVID-19 ha mutado y evolucionado a lo largo de tres años. Sin embargo, las vacunas-que han salvado millones de vidas– no han cambiado sustancialmente su fórmula original desde que comenzaron a fabricarse para combatir el virus SARS-CoV-2. Esto puede estar a punto de cambiar.
Investigadores de la Universidad de Boston confirmaron que una proteína, que ha ayudado a ómicron a eludir la inmunidad proporcionada por las vacunas ‘originales’, podría darle una ‘pista’ a los laboratorios para crear nuevas vacunas y tratamientos contra COVID, una enfermedad que ha cobrado la vida de casi 7 millones de personas alrededor del mundo.
En un estudio publicado por la revista Nature, los investigadores señalan que la proteína NSP6 “podría tener un gran impacto positivo, ayudando potencialmente a proporcionar un nuevo objetivo para vacunas y terapias”. Además de “ser un factor esencial en el menor potencial de enfermedad de la variante, o su patogenicidad”.
De acuerdo al autor principal del estudio, el virólogo Mohsan Saeed, “este es un trabajo importante que muestra que la proteína espiga solo tiene una contribución mínima a la menor patogenicidad de ómicron, y que las mutaciones en otra proteína, NSP6, juegan un papel esencial”.
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“Esto nos brinda un nuevo y emocionante concepto para futuras vacunas y terapias: si sabemos cómo debilitar el virus, podemos combatirlo mejor”, añadió.
Sobre este estudio, Jonathan Li, profesor de médica de Harvard, que este tipo de investigación tiene el potencial no solo de predecir qué variantes podrían conducir a nuevas oleadas de infección, sino también de identificar objetivos para nuevas terapias contra la COVID-19, dijo.
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Cuando comenzó la pandemia de COVID-19 y no se tenía mucha información sobre la enfermedad, se creía que después de haberla contraído había menos posibilidades de recaer pero conforme pasó el tiempo se fue desvaneciendo esa pequeña esperanza.
El problema del virus que provoca el COVID es que “su estructura puede mutar lo suficiente como para que el sistema inmunológico no pueda reconocerlo como algo a lo que estuvo expuesto en el pasado”, explica el médico de cuidados intensivos Abhijit Duggal en un artículo de Cleveland Clinic.
Es decir que una persona puede contraer la enfermedad tantas veces como su cuerpo no reconozca las nuevas variantes y ¡vaya que el coronavirus ha mutado! Actualmente no solo existen variantes sino subvariantes que están provocando un repunte de contagios en distintas partes del mundo.