EL ECONOMISTA / Éctor Jaime Ramírez Barba
“Requiescat in pace: Algo que se da por fenecido para no volver a tratar de ello”: RAE
Al momento de escribir estas líneas desde el viejo continente, el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI) aún no descansa en paz, pues en el Senado, que actúa como Cámara Revisora del albazo legislativo del partido Morena a través del diputado Emmanuel Reyes Carmona, no está sesionando. El INSABI ya está en la “milla verde” o el “Pasillo de la Muerte”, sentenciado por el inquilino del palacio al no haber podido cumplir sus sueños mágicos de tener no solo cobertura universal de salud, sino servicios de salud comparables, es más, mejores, que países de primer mundo como Canadá, Inglaterra o Dinamarca.
El Titular del INSABI y sus colaboradores tienen los días contados, pero ellos ya lo sabían pues de uno de ellos se dice en radiopasillo que tiene más amigos que Chabelo, pues con diezmos anticipados en lo oscurito, procesaba compras por asignación directa, sin asegurar que fueran luego requeridas y pagadas.
Del INSABI ya ni tratar de sus fracasos por no tener proyecto, equipo ni líder conocedor del sistema de salud. Eso sí, lealtad al 90% que provocó el fracaso más rotundo en salud desde que se tiene registro histórico en 1812. Provocó sufrimiento, dolor y mortalidad en exceso que nos regresó tres décadas de los avances que se tenían en la esperanza de vida por la falta de medicamentos, insumos, equipos y personal para atender a los desheredados que de tener un censo de 53 millones con póliza y tratamientos garantizados (Seguro Popular y Fondo de Gastos Catastróficos -hoy FONSABI-), logró lo impensable: en un año, 15 millones más sin servicios de salud a decir del CONEVAL. Utilizó (o desapareció) más de 770 mil millones de pesos y esfumó más de cien mil millones de pesos del FONSABI dejando en la miseria a los pacientes, Institutos Nacionales de Salud, Hospitales Regionales de Alta Especialidad y Entidades Federativas. Sólo falta que el Tlatoani no decapite a su amigo y lo reasigne a otra institución y para demostrar que le fue leal, lo haga director del mismísimo IMSS Bienestar. Al tiempo…
Alerto a las y los gobernadores de las 32 Entidades Federativas del veneno absoluto que lleva la fórmula propuesta por los secuaces del inquilino palaciego en la reforma que se publicará tarde que temprano en el Diario Oficial de la Federación, pensando, otra vez, con ideología y no con evidencias que -¡ahora sí!- iremos hacia el sistema de salud soñado. Solo tres ejemplos de los muchos más que hay.
Primero. En el artículo 1º de la Ley General de Salud donde establece que es la Ley Reglamentaria del artículo cuarto constitucional, cambia para decir que “distribuye competencias y establece los casos de concurrencia entre la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general”. Es decir, cambia la Constitución sin pasar por el proceso de consenso de todos los partidos y las entidades federativas, pues el artículo 124º dice que «Las facultades que no estén expresamente concedidas por esta Constitución
a los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados», pero como la materia de Salubridad General la regula la Federación, una vez firmado el convenio con la “Pobre -pues no habrá más recursos públicos en 2024- OPD Sistemas de Salud IMSS-Bienestar” quedarán atados y de rodillas ustedes y los siguientes cinco gobernadores (o hasta cumplir 30 años) de las ocurrencias de los señores del palacio en el zócalo o la suite en Acapulco en turno y sin derecho de réplica.
Segundo. Por 30 años se quedarán siendo “Autoridad Sanitaria” sin recursos, pues la primera disposición en materia de “Salubridad General” es la modificación del segundo párrafo de la fracción II Bis que dirá que para efectos de la concurrencia (que ellos dirán), los recursos del Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA) Ramo 33 que les corresponden a los Estados y con los cuales podrían pagar nómina y medicamentos, los deberán transferir (regresárselos, simulando que los recibieron) junto con los rendimientos financieros que se hayan generado, al Fideicomiso Público Federal sin estructura orgánica denominado Fondo de Salud para el Bienestar dentro de los cinco días hábiles contados a partir del día hábil siguiente al que los reciban por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Tercero. Por último, para fines de esta columna citaré la reforma al segundo párrafo del artículo 77 Bis 1 que dirá: La protección a la salud a que se refiere este Título “será garantizada por las entidades federativas y, en su caso, de manera concurrente con la Federación a través del Sistema de Salud para el Bienestar…. Lo que quiere decir, que si usted firma (Ojo, es Optativo, pues puede no hacerlo), será el responsable de garantizar sin tener los recursos FASSA Ramo 33, Ramo 12 Salud; Ramo 19 Aportaciones a Seguridad Social, y sin el 70% de los Recursos Estatatales que está obligado a enviar a la Federación en efectivo (por el momento, pues esto puede cambiar cuando les dé la gana).
Cierto estoy que si firman ¡no descansarán en paz!, pues sin unidades médicas, personal, medicamentos, insumos y regulación sanitaria, serán los responsables ante la Ley de hacer efectivo el derecho a la salud al que obliga la Carta Magna. Recomiendo que lo piensen no dos sino mil veces, y convoquemos a una gran concertación nacional para modificar el Sistema Nacional de Salud que nos haga un país verdaderamente más saludable.
Éctor Jaime Ramírez Barba es médico especialista en cirugía general, certificado en salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública, y es diputado reelecto del grupo parlamentario del PAN en la LXV Legislatura.
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