Arrancó el ciclo escolar 2023-2024 entre la aprobación y el rechazo de algunos padres y madres de familia a los nuevos libros de texto gratuitos de la SEP.
Expansión Política por Dulce Soto @dulceanahisoto
Las calles del país se llenaron de nuevo con miles de niñas, niños y adolescentes que caminaban o corrían a sus escuelas la mañana del 28 de agosto, cuando 24 millones de estudiantes de preescolar, primaria y secundaria regresaron a clases.
Como cada año, la emoción y el nerviosismo de pisar las aulas otra vez estuvieron presentes. Pero las polémicas que en las semanas previas se registraron en torno a los nuevos libros de texto gratuitos ensombrecieron el inicio del ciclo escolar.
Aunque varios de los entrevistados por Expansión Política dijeron estar de acuerdo con el contenido de los ejemplares y los menos los rechazan, todos tienen dudas de cómo serán las clases del ciclo escolar 2023-2024.
Se trata del primer año académico que pondrá en práctica el plan de estudio para la educación básica de la Nueva Escuela Mexicana, el modelo educativo que impulsa el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, este proyecto de educación se aplicará sin haberse sometido a un periodo de prueba y con el rechazo, al menos, de seis entidades federativas a los libros de texto.
Con algo de timidez y en silencio, Matías espera que abran las puertas de su escuela para iniciar las clases. Es su primer día en la Escuela Primaria “Luis González Obregón”, tras concluir la educación preescolar en julio. “Es un nuevo nivel, pero se va a acostumbrar”, comparte Daniel Gómez, padre del niño.
También es el primer día, pero en secundaria, para la nieta de Irma Velázquez. “Estamos muy nerviosas, nerviosa mi niña también”, cuenta la señora afuera de la Secundaria Diurna No. 45 “María Enriqueta Camarillo”.
Las nuevas escuelas imponen y también lo hacen los cambios en los modelos educativos. Ambos menores forman parte de la primera generación de alumnos del país que estudiará con el nuevo modelo educativo. Ellos lo harán en los planteles públicos de la alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México.
Las familias de los estudiantes que no son de primer ingreso también experimentan nervios: “Con todo el revuelo que se causó por los libros. Pero he tratado de ver los dos lados: los que están súper en contra y los que los defienden. Ya me metí a los libros y estuve revisando qué tanto es cierto”, explica la señora Edith, mamá de un niño de cuarto grado de primaria.
Es una de las pocas madres que accedió a los ejemplares antes del regreso a clases, debido a que la Secretaría de Educación Pública (SEP) difundió el contenido de los nuevos libros de primaria y secundaria dos semanas antes de iniciar el ciclo escolar, tras críticas por la falta de transparencia.
A Edith le preocupa, sobre todo, que las y los docentes no cuenten con las herramientas necesarias para enseñar.
“Yo creo que la idea integradora no está mal. La idea, como tal, en papel, me parece maravillosa. El issue es que, para hacer eso, necesitarías una capacitación previa de docentes, de papás, y esa creo que no se hizo. Y ese va a ser el asunto, va a depender de la maestra qué tanto provecho le pueda sacar a esa idea integradora. La idea en papel no me parece mala, el asunto es que no pensaron en todo completo”, expone.
Sobre los libros de texto
Mientras la titular de la SEP, Leticia Ramírez Amaya, daba la bienvenida al nuevo ciclo escolar en la conferencia matutina del presidente López Obrador y presumía el apoyo de gobernadores estatales a los libros de texto, afuera, en las escuelas, no había nada dicho aún.
Aunque el gobierno federal repartió 95 millones de ejemplares en 26 entidades federativas, incluidos 4 millones en la Ciudad de México, algunos padres confían en que será ellos quienes digan la última palabra.
Confían en llegar a acuerdos directos con las y los maestros sobre los libros. Sin intermediarios, como ha sido la política social de esta administración.
“Primero tendría que ver cómo están esos materiales, estar al pendiente de mi hijo y ver qué contenidos tienen cuando los reciba”, indica el señor Gómez. Hasta entonces, apunta, decidirá si está de acuerdo o no en usar los libros de texto.
“Nosotros estamos en desacuerdo por el contenido y esperamos que esto se solucione a la brevedad, porque nos vamos a negar a que nuestro hijo utilice ese material. Puede utilizar el del año pasado, podemos acordar con la maestra o con la escuela que utilicen el del año pasado”, agrega el padre de un niño de primero de secundaria que solicita omitir su nombre.
El señor Ricardo Barba, padre de un niño de primer grado de primaria, también está en contra de usar los nuevos libros en la escuela de su hijo. Considera que los nuevos ejemplares reflejan la falta de avances en el desarrollo del país. “Con este nuevo gobierno, como con los cangrejos”, ilustra.
“Hay que confiar en el nuevo sistema educativo”
Otras madres que han visto en televisión o en redes sociales información sobre los nuevos libros y los cambios en su contenido, consideran que estos sí deben ser estudiados.
“Eso no nos afecta nada, ni a la niña ni a los otros tampoco. Es una cosa que tienen que estudiar. Yo lo veo normal”, dice la señora Celia Pedro, madre de una niña de cuarto grado de primaria.
Una opinión similar expone la señora Irma Velázquez. Para ella es importante que las y los estudiantes aprendan sobre la diversidad sexogenérica de las personas. “Deben de ser de mente abierta. Tenemos que enseñarles a los niños lo que es transgénero, homosexualidad, porque sí lo necesitan saber, no estar cerrados de mente. Todas las personas son normales”, destaca.
Tras revisar los libros de primaria, Fernando Ezequiel, padre de un adolescente de secundaria, considera que el nuevo modelo educativo es adecuado para las generaciones más jóvenes, quienes aprenden mejor con ejercicios prácticos que memorizando.
“Son una buena opción para las nuevas generaciones. Es una nueva forma de educarlos, pero hay que confiar en el nuevo sistema educativo. Todos aprendemos de diferente forma y (los libros) son más didácticos, en mi opinión”, subraya.