Cerca de 2.1 millones de personas se dedican a la docencia en el país en los diferentes niveles educativos. Y aunque se trata de una profesión altamente valorada, las remuneraciones y las condiciones de trabajo no suelen estar alineadas con la importancia de este rol en la sociedad.
EL ECONOMISTA Por Gerardo Hernández
El rol de los maestros es clave para mejorar la educación en el país y, por lo tanto, la competitividad. Pero la docencia se enfrenta a una tormenta perfecta entre la necesidad de mejorar su desempeño, adaptarse a nuevos modelos de aprendizaje y condiciones laborales adversas, de acuerdo con un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
En el marco del Día del Maestro, el Imco realizó una investigación sobre el panorama de los profesores en nuestro país para determinar las necesidades que enfrentan para mejorar sus condiciones. En México, 2.1 millones de personas se dedican al trabajo docente, desde educación inicial hasta superior, lo que equivale al 8% de todo el empleo formal del país.
Uno de los hallazgos principales del estudio del Imco, es que “quienes eligen esta profesión enfrentan condiciones laborales subóptimas que limitan su crecimiento profesional, su formación y, por ende, su capacidad de ejecutar sus funciones básicas”.
Los últimos resultados de la Encuesta Internacional sobre Docencia y Aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés) de la OCDE, muestran que el 42% de los profesores en México está de acuerdo en que su actividad es valorada en la sociedad, proporción ligeramente superior al promedio global (39%). Sin embargo, entre la primera y segunda edición del reporte, el dato para nuestro país se redujo 8 puntos porcentuales.
A pesar del valor que tiene la actividad docente, la remuneración de los profesores suele ser baja. Según el Compara Carreras del Imco, los maestros ganan en promedio 10,650 pesos mensuales, lo que representa un ingreso 17% menor comparado con el promedio de lo que perciben las personas con carrera profesional en México.
“Más de la mitad de las docentes de educación preescolar y primaria tienen niveles salariales inferiores a los de otras profesionales con contratos de medio tiempo o más”, refiere el informe Los docentes en México del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE).
De acuerdo con dicho reporte, “la mediana del salario real de las educadoras representó menos de la mitad de la mediana del salario de otras profesionistas con ese nivel de escolaridad y con jornadas de medio tiempo o más. En el caso de las docentes de primaria esa desventaja va de 15 a 25% cuando a las primeras se les compara con las profesionales en ciencias exactas o de la salud, respectivamente”.
A decir de Ksenia Sidorova, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), una de las preocupaciones de los docentes es la falta de seguridad laboral y prestaciones.
“La cantidad de clases que da un maestro se establece en función de las necesidades de la escuela. En este sentido, podemos hablar de la incertidumbre laboral, puesto que los profesores no están seguros de la carga de trabajo que les será asignada cada año. Es común que la carga varía de un año al otro”, señala la académica en la investigación Ser docente: Entre prestigio y precariedad.
Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha subrayado que para lograr una transformación educativa de gran calado es necesario mejorar las condiciones laborales de los docentes, asegurar una plantilla de calidad e incluirlos en el diálogo sociopolítico.
Los resultados de TALIS indican que en nuestro país un 72% de los maestros tiene un contrato permanente, dato 10 puntos porcentuales por debajo del promedio de la OCDE. “La proporción de docentes con un contrato de un año o menos se ha mantenido igual. En México, los docentes que trabajan en este tipo de contrato tienden a reportar niveles más bajos de autoeficacia para la enseñanza”, destaca el organismo.
“No habrá transformación del sistema educativo sin mejoras sustanciales en la plantilla docente y en sus derechos laborales, así como un mayor acompañamiento por parte de las autoridades. La dignificación de la profesión docente es la piedra angular para alcanzar la universalización y la calidad educativa”, apunta el IMCO en su análisis.
El trabajo no se limita a las aulas
Impartir clases es la actividad más visible de los docentes, pero el trabajo no termina cuando esta tarea finaliza. Tan sólo a nivel secundaria, los profesores en México destinan en promedio 1,000 horas al año a sus labores fuera de las aulas, 300 horas más que el promedio de la OCDE.
El tiempo de trabajo no se limita al salón de clases, los maestros invierten horas en “la preparación de las clases impartidas, la evaluación de sus estudiantes, diálogo con los padres de familia, la revisión de actividades, tareas administrativas y capacitaciones, así como al trabajo colaborativo con otros maestros, como son las planeaciones de grado”, destaca el Imco.
En nuestro país, expone la organización, las cargas de trabajo y las jornadas suelen ser más extensas debido al déficit de docentes, una situación que también impacta en la calidad educativa. En los países miembros de la OCDE cada profesor de primaria atiende en promedio a 15 estudiantes; los de educación secundaria, a 13 alumnos. En México, los maestros de primaria tienen en promedio 24 alumnos; los de secundaria, 16.
La pandemia y sus efectos en la educación, traducidos en un rezago general del aprendizaje, han sido una presión adicional para la fuerza laboral docente. El Banco Mundial estima que la emergencia sanitaria de Covid-19 dejó como saldo la pérdida de dos años escolares.
Frente a este panorama, el Imco propone las siguientes acciones:
- Asegurar un proceso de selección, reclutamiento y desarrollo profesional docente efectivo que garantice una plantilla lo suficientemente amplia y de calidad para cubrir la demanda y dar atención de calidad a los estudiantes.
- Mejorar las condiciones laborales de quienes se dedican a la docencia y dignificar su trabajo con sueldos competitivos. No es suficiente que el reconocimiento de los maestros se quede en el discurso, es necesario que su labor sea reconocida con salarios adecuados y con oportunidades de crecimiento profesional.
“La dignificación de la profesión docente es la piedra angular para alcanzar la universalización y la calidad educativa. Esto se logra con salarios dignos, plantillas completas, políticas de promoción horizontal y vertical y con un servicio profesional docente que permita a los docentes crecer”, puntualiza la organización.