El Economista
Estamos a tan sólo unos días de concluir el 2021, uno de los años más complicados que ha vivido nuestro país en su historia moderna; no sólo por el continuo desarrollo de una pandemia que ha cobrado miles de vidas, sino por las múltiples decisiones equivocadas que el Gobierno Federal tomó en nombre de la llamada “cuarta transformación”. Hoy, los bajos niveles de crecimiento económico, el aumento de la desigualdad y el permanente deterioro en la ejecución de la política pública ha puesto en tela de juicio la habilidad que tendrá la administración de mi paisano, el presidente López Obrador, de atender las muchas necesidades de la ciudadanía para 2022.
No cabe duda de que los retos de México para el siguiente año serán muchos, especialmente en materia económica; los que pueden ser agrupados en tres temas principales.
Primero. Reactivar la economía y recuperar los empleos perdidos. Como lo mencioné, en 2021, la economía mexicana no creció como se esperaba. Según cifras oficiales, México sigue oscilando en niveles de crecimiento inferiores a los que se tenían antes de la pandemia del Covid-19 y, recientemente, la expectativa de repuntar al 7% de crecimiento para el cierre de 2021 fue ajustada a la baja; esto, por una desaceleración de la actividad económica en el tercer trimestre del año causada, entre otras cosas, por un incremento histórico en la inflación, la disrupción en la cadena de suministro global del sector manufacturero y la ausencia de apoyos del Gobierno a empresas y ciudadanos.
Hoy, México se ha posicionado como uno de los países de América Latina con los mayores niveles de rezago en la recuperación económica y, como economista, estoy convencida que la única manera de corregirlo es con la creación de más y mejores empleos; empleos que estimulen el crecimiento y el desarrollo.
Segundo. Recuperar la confianza y atraer inversiones. En 2022, el Gobierno de México tendrá que hacer mucho si quiere recuperar la confianza de los inversionistas privados y extranjeros, porque sin inversiones no hay crecimiento y sin crecimiento no puede haber bienestar ni desarrollo. Desafortunadamente, según el Banco de México, tan sólo en 2021, las inversiones extranjeras en México cayeron 15%, la caída anual más grande que se ha visto en los últimos 20 años.
Sin lugar a duda, la inestabilidad económica y la pérdida de capitales que estamos viviendo son consecuencia de las malas decisiones políticas que han tomado, por ejemplo, cancelar inversiones necesarias, encapricharse con otras de dudosa factibilidad o impulsar reformas que privilegian a las empresas del gobierno como Pemex y CFE en contra de la competencia económica, entre muchas otras.
Tercero. Contener la pandemia y sus efectos en la economía. Para 2022, muchos expertos han señalado que se espera una nueva ola de contagios de Covid-19, especialmente con la llegada de la variante Omicron. Esto ha introducido un nuevo nivel de incertidumbre sobre el impacto económico que esta ola puede llegar a tener; no obstante, como economista, estoy convencida que esto dependerá de varios factores, entre ellos, la posibilidad de nuevas restricciones al comercio o al turismo, así como un manejo adecuado de las campañas de vacunación y reforzamiento, por mencionar algunos.
Para México, el 2022 implicará una nueva ola de retos en materia económica y, por el bien de todos, lo mejor es estar preparados.
Twitter: @PerezSoraya